14 de septiembre.
Cuántas veces habré pronunciado tu nombre, cuántas veces me habré acercado a tu boca, habré abrazado tu cuerpo... y tristemente, me habré tenido que despedir de él -para volver a cogerlo con más ganas al poco tiempo-.
14 de septiembre.
Llegaste, lo pusiste todo patas arriba, me cambiaste, decidiste quedarte, decidí quedarme, y me diste lo mejor que podías darme... mi sonrisa.
14 de septiembre.
Pasan los días sin querer que pasen, solo queriendo que se paren y me pille contigo en parada en mi pecho, pudiendo sentir tu respiración, y poniéndola acorde a la mía, porque tu respiración me da la vida.
14 de septiembre.
Y espero que cada día me pille en tu boca, aterrizado, de cualquier forma... aunque sea estrellándome contra ti, con la fuerza de un huracán que quiere entrar en tu vida y no salir nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario