miércoles, 30 de julio de 2014

Distancia y tiempo.

    Hoy me encuentro frente a la duda del porqué del paso del tiempo, de cómo hacer para pararlo y que no cambien las personas, los momentos y las sensaciones que sentimos en un determinado segundo. La vida me ha enseñado en estos días que las personas cambiamos demasiado rápido y que igual puedes darte cuenta de que tus amigos ya no son igual de amigos como eran, o que otras personas que apenas conocías pueden ser mucho más en tan solo minutos.... Ahí es cuando te das cuenta de que no quieres que pase el tiempo, no quieres que termine el verano -o que ni siquiera termine el día que estás viviendo- pero no puedes... 
    Y todo marcha: el tiempo, las personas, los sentimientos; solo queda el recuerdo de lo que un día fue y quien sabe si no volverá a ser jamás (o si mientras escribía esto volvió a ser y dejó de ser a la vez). Personas importantes empiezan caminos distintos en sus vidas, y tú los miras como si nada viendo cómo se alejan de ti, sabiendo que aquella persona por la que sentías algo será la próxima persona a la que el tiempo tenga en su punto de mira para acabar con lo que existía.
    En fin.... ya sabéis que lo bueno se vive sin pensar y que pase lo que pase, lo que pasó se queda grabado en el corazón.